La enciclopedia de Manolo

TENER MÁS COJONES QUE EL CABALLO DE ESPARTERO
En la ciudad a eso lo llamáis "asertividad" o "empoderamiento". Aquí lo llamamos "tener cojones", y es más simple: es hacer lo que se tiene que hacer, decir lo que se tiene que decir y no andar pidiendo permiso ni perdón por existir. Es lo contrario a ser un "ofendidito".

LA CONVERSACIÓN DE ASCENSOR
Ese momento mágico en el que dos personas que no se importan una mierda se obligan a hablar del tiempo. Es el símbolo de la falsedad moderna. En el campo no hablamos del tiempo, lo sufrimos en silencio, que es más digno. Si no tienes nada que decir, calla la puta boca, que se está más a gusto.

ESTAR MÁS PERDIDO QUE UN HIJO DE PUTA EL DÍA DEL PADRE
Así es como se siente un hombre de campo cuando le explicáis cómo funciona el metaverso ese o por qué hay cincuenta tipos de leche en el supermercado. Es el estado natural del urbanita cuando se le acaba la batería del móvil en mitad de la nada. Es la confusión absoluta ante una gilipollez moderna.

EL POSTUREO
Esto es el deporte nacional de los urbanitas. Consiste en sacarle una foto a una ensalada de mierda que no te vas a comer, sonreír en un sitio al que odias haber ido y subirlo a las redes para que gente que no te importa te dé un "like" que no vale ni para tomar por culo. En el campo, si te comes un chorizo, te lo comes y punto, no le haces una sesión de fotos. Se llama vivir, no aparentar.

LA REUNIÓN DE 'BRAINSTORMING'
En mis tiempos a esto se le llamaba "echar la mañana". Es cuando un grupo de gente con traje, que cobra un dineral, se encierra en una sala con una pizarra para apuntar gilipolleces con rotuladores de colores. Al final, después de tres horas, deciden hacer lo que ya sabían que tenían que hacer al principio, pero ahora se sienten más importantes. En el campo, si hay que arreglar una valla, se cogen los alambres y se arregla. Menos "brainstorming" y más currar.