Hostia, vaya lío que tienen los chavales con esto de las maquinitas y el internet. Antes, en mi época, las únicas redes que conocíamos eran las que usábamos para recoger tomates y las únicas historias las contaban los abuelos junto al fuego. Pero ahora, los zagales se pasan el día en sus teléfonos, como si fueran un injerto de humano y pantalla. Parece que no pueden distinguir una huerta de un TikTok. Con razón la gente del campo estamos hasta los cojones de tanto postureo digital, nosotros que siempre fuimos de verdades y humor bruto, sin andar con tonterías.
Recuerdo cuando la vida rural enseñaba lecciones de verdad: trabajar de sol a sol y ganarte el pan con sudor. Hoy en día, parece que ganarse la vida consiste en conseguir likes y shares. ¿Pero qué cojones es eso? Antes, si querías algo, tenías que currártelo. Ahora, la mayoría de las veces, los chavales se desmotivan, piensan que trabajando 15 minutos ya está todo hecho. Eso sí, que no les falte una Pulsera de Silicona con la Bandera de España pa' hacer los vídeos. El sentido común se ha perdido entre gigas y teras, os lo digo yo, Manolo el del campo.
Al final del día, cuando te sientas en una buena silla y le das un sorbo a una Taza de Cerámica de 450ml, te das cuenta de una verdad como un puño: que por mucho que cambien las cosas, seguimos siendo los mismos gilipollas. Vivir la vida del campo me ha enseñado que es más importante partirse la cara trabajando que la pantalla frente a las cosas que no entiendes. Aquí hablamos sin pelos en la lengua porque, al final del día, la realidad rural siempre tendrá más que enseñarnos que cualquier tontería virtual. Así que, padres, si os hace falta un poco de humor bruto y algunas verdades, ya sabéis a dónde acudir: laíasinfiltro.com.